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Natalia Vitale

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Ana Lammers

ojo izquierdo

Esta esquina pertenece a una de las habitaciones de mi casa: la del fondo.

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Fue mi antigua pieza, donde crecí, que hoy esta relegada. Se podría decir que es la habitación olvidada, sin embargo, es donde se guardan objetos con poco uso y/o recuerdos de una vida pasada, cosas viejas.

 

No me pareció importante mostrar los objetos que se guardan ahí, creo que solo es suficiente ver la esquina para pensar la idea de algo olvidado, descuidado o sucio. Mi principal interés fue porque al prestarle atención me di cuenta que estaba en ese estado, en mal estado, y no me había percatado antes. 

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ojo derecho

Es la esquina de una pared de una habitación. Descuidada.

 

Las paredes son de color claro tirando a lo que podría ser un rosa gastado.

 

La esquina esta iluminada por un tragaluz en el techo y llega a iluminar más que nada la mitad de la pared dejando por abajo y por encima algo más de sombras.

Tercer ojo

Este rincón me da la sensación de olvido, pero también de algo dejado atrás, como mi infancia en esa habitación, como la historia pasada de los dueños de los objetos que yacen ahí o como esa esquina que nadie mira pero que está.  Algo viejo, anticuado y también inhóspito. 

 

Podría ser una esquina de una casa que quedo en ruinas luego de un temblor, o solo la esquina de una habitación en una casa antigua. O no, o no ser una esquina quizás, ser un ángulo, ser líneas, ser una figura.

Maite Leglise

OJO IZQUIERDO

Éste es el rincón de mi cuarto que más veces miro.

Desde que tengo cuatro años observo mi techo y siempre encuentro una mancha nueva. Al ser de madera, la superficie es muy heterogénea logrando formar mil imágenes en mi cabeza.

En mi infancia cuando era la hora de dormir, muchas veces me quedaba mirando algunas de las variadas siluetas que se unían en forma de manchas negras, despúes inventaba historias de terror en mi cabeza hasta que conciliaba el sueño.

Solía pensar que eran almas perdidas que no llegaron al cielo y quedaron atrapadas en mi techo de madera.

A pesar de que hoy en día no me gusta mucho, porque la verdad que hace que mi cuarto sea muy poco luminoso, me trae muchos recuerdos y esas infinitas formas hacen que no sea tan aburrido quedarse mirando el techo.

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OJO DERECHO

Es la esquina del techo de mi cuarto. Es de un tipo de madera llamado fenólico oscuro. El color es un marrón oscuro. Posee manchas negras y marrones oscuras por varios lugares de su superficie.

La esquina está iluminada con las luces de mi cuarto, luces blancas bajo consumo.

TERCER OJO

Éste rincón me genera nostalgia. Una sensación de ganas de volver a tener la imaginación que tenía cuando era chica, poder inventar historias solo con mirar al techo.

Siento que es algo mío, que yo sola lo miro de vez en cuando y que las personas que entran no lo tienen en cuenta, no lo observan.

Me hace preguntarme si las personas que vivían antes que mi familia alguna vez lo observaron como yo, o si pasaba desapercibido. Espero que no, espero que sea algo entre mi techo y yo, mejor dicho entre mi techo y mis recuerdos.

Este rincón perdura en el tiempo, y eso me gusta, me hace cuestionarme si talvez en tiempos futuros pueda formar historias y reflexiones nocturnas como lo hizo conmigo.

Jessica Constanza Molina

OJO Izquierdo

Este espacio me da mucho placer, es mi lugar favorito de la casa. Recurro a él cada vez que quiero relajarme o desconectar del mundo exterior. La música es algo que disfruto y me gusta demasiado, es mi cable a tierra. Si bien puedo escuchar música desde otro dispositivo, éste me da emociones distintas. Me encanta la sensación de comprar un nuevo vinilo, tener el disco físico me hace sentir que sostengo una obra de arte. Luego, reproducirlo y conectarme con la experiencia que da la tecnología analógica. Para mi es un tipo de ritual que me lleva a disfrutar la música de manera diferente: más reflexiva y menos inmediata.

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TERCER OJO

Al momento de escuchar un vinilo, la sensación que tengo es de nostalgia y calma. 

Pongo toda mi atención en apreciar todos los sonidos y siento que el tiempo se detiene, mi rutina veloz toma un descanso. Además, el no poder pausar, me pone en una especie de trance, en un modo de escucha sin interrupciones, por lo que es para mí un estilo de meditación. 

También el hecho de tener la música en formato físico, poder sentir y tocar los vinilos, generan un tipo de identidad y relación, un valor añadido que escapa de lo etéreo. Sin embargo, esta sensación de lo tangible se transforma al momento de apoyar la aguja sobre el vinilo: ese sonido robusto y analógico me transporta a otra época, parecido a lo que una foto en blanco y negro genera en mí.

OJO derecho

Este es mi rincón musical, se encuentra en mi living. 

Allí está mi tocadiscos con varios vinilos alrededor, apoyados sobre un largo mueble. En el mueble también está el amplificador, y debajo, dos parlantes.

Un vinilo es reproducido en el tocadiscos. 

La escena está iluminada con luz artificial.

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